La trama de «The Substance» sigue a Elisabeth Sparkle (interpretada por Demi Moore), una presentadora de televisión que, al verse reemplazada por una versión más joven de sí misma, recurre a una droga milagrosa llamada «La Sustancia». Este elixir le permite generar una versión rejuvenecida de sí misma, pero a un alto costo físico y emocional.
La crítica destaca la dirección estilizada y provocadora de Fargeat, que lleva al límite el concepto de dualidad y autoimagen. El uso de imágenes grotescas y la sátira mordaz se combinan para subrayar el modo en que la industria trata a las mujeres, reflejando temas de envejecimiento y presión estética, llevados a un extremo caricaturesco y surrealista. Se compara la narrativa con fábulas oscuras y elementos de horror al estilo de David Cronenberg, creando una atmósfera que es tanto absurda como inquietante.
Demi Moore se destaca por su interpretación valiente, aportando complejidad a un personaje que lidia con la desesperación por mantener la relevancia en un mundo que valora la juventud por encima de todo. La relación entre Elisabeth y su alter ego Sue (Margaret Qualley) no solo explora la lucha entre la imagen pública y la identidad privada, sino que también critica cómo la sociedad mercantiliza el cuerpo femenino.
Aunque la premisa no es completamente novedosa, The Substance logra subvertir los clichés al presentarse como una crítica hiperbólica y grotesca a la cultura de la apariencia. Esto genera una experiencia cinematográfica intensa que, aunque puede no ser del gusto de todos, es difícil de ignorar por su ingenio visual y su capacidad para incomodar y hacer reflexionar al mismo tiempo.
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